No soy ni Demonio ni viejo. Probablemente no sé ni la mitad de cosas que hay que saber para dar consejos, por eso no lo hago. Pero los años, los kilómetros y, sobre todo, la gente me han hecho aprender unas cuantas cosillas. Para aprender no hace falta estudiar mucho, ni siquiera ser muy listo. La jodida universidad de la vida se explica muy bien y para aprender sólo hace falta tener la mirada atenta, la mente abierta y, si puede ser, la boca cerrada. Cada uno saca el partido que puede de lo mucho o poco que aprende y yo que, ni viejo, ni listo, quizás más loco que otro cosa, algo he aprendido:
He aprendido que la mejor moto del mundo es siempre la tuya, que la mejor carretera es la que te lleva donde eres bien recibido y que el mejor taller es al que tienes que ir poco. He aprendido que el valor de las cosas es el trabajo que te ha costado conseguirlo multiplicado por el tiempo que has tardado en lograrlo y sumado al número de satisfacciones que te ha dado. Que nada está mejor hecho que lo que has hecho con tus manos, que en todas partes hay gilipollas y que en ninguna de ellas vale la pena escucharlos. He aprendido que sólo los que hacen algo se pueden equivocar y que siempre vale la pena arriesgarse a hacerlo. También he aprendido que el que va más deprisa llega antes a todas partes, pero es el que suele ir a menos sitios. He aprendido que el mundo está lleno de borregos dispuestos a seguir al primero que ladre en vez de balar y que, de cada cien personas, noventa y nueve prefieren cargar cuarenta sacos de cemento antes que tomar una decisión.
He aprendido que el frío o el dolor siempre te afectan menos que el miedo que dan antes de tenerlos. Que una cerveza y un bocadillo de salchichón, cuando tienes hambre, saben mejor que una langosta cuando no la tienes. He aprendido que la gente prefiere quejarse mil veces de lo desgraciada que es, antes que hacer una sola cosa para dejar de serlo. He aprendido que no hay nadie más ignorante que los que leen siempre un libro y nadie más pobre que aquel al que le han dicho lo que tiene que pensar. He aprendido que hay personas que comienzan una conversación diciendo «tu no sabes quien soy yo» y también he aprendido que no vale la pena seguir escuchando.
He aprendido que si tienes una opinión sobre algo, siempre habrá aquien le parezca una mierda y que no por eso debes dejar de expresarla; pero también he aprendido que como dijo aquel famoso filósofo de la prehistoria D. Pedro Picapiedra: «en este mundo hay más de cuatrocientas personas y por tanto no vale la pena discutir con los que no te gustan, simplemente relaciónate con los que sí te gustan». Tardé mucho tiempo, pero también he aprendido que todas las cosas buenas de este jodido mundo mejoran con el tiempo (excepto las tetas de las tías, que con el tiempo se caen).
He aprendido muchas cosas y también he aprendido a ver todas las cosas que me quedan por aprender. Como puedes ver, no son muchas, pero alguna sí que he aprendido, ahora sólo me falta aprender a escribir, a callarme cuando sé que el hablar me puede causar problemas, a dejar de beber cuando comienza a moverse el suelo, a no meterme en broncas que no me afectan y a no mirar con ojos libidinosos a la mujer de mi prójimo.
No pretendo enseñarte nada pero espero que algo hayas aprendido, al menos a no leer ningún artículo firmando por un tal Mateo.
P.D. Recientemente he aprendido que el ojo del culo está directamente relacionado con los de la cara y que por eso, cuando te arrancas una "pelotilla", se te saltan las lágrimas.
Aportacion: Jorderic
Fuente: Mateo (Bikerzone)
sábado, 12 de enero de 2008
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1 comentario:
Definitivamente Mateo escribe de puta madre. He comprado la revista Biker zone desde hace más de 10 años y un 90% de motivación ha sido leer a Mateo y al abuelo Emi. Releer sus escritos me transporta a una época muy importante de mi vida en la cual yo también tenía mi máquina y citando al buen Mateo: "me iba de rule con ella...".
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